Época: Almorávides
Inicio: Año 1086
Fin: Año 1146

Antecedente:
Los almorávides en al-Andalus



Comentario

El emir Alí sucedió a su padre Yusuf en 1106, y fue un digno mantenedor, al principio, de la trayectoria ascendente iniciada por éste; continuó la guerra santa. Tamin, su hermano, comandaba con los otros generales-gobernadores almorávides una campaña contra el castillo de Uclés, que fue ganado en mayo de 1108. Poco más de un año de este éxito, Alí pasó a al-Andalus por segunda vez en su reinado para dar a la empresa el mayor realce. El ejército almorávide, dirigido por Alí, atacó Talavera y entró en ella (agosto de 1109), siguiendo su marcha hacia Toledo, tomando el castillo de Canales, en plena ilusión de reconquistar la emblemática ciudad. Esta ciudad pudo ser defendida con éxito por los cristianos, obligando a Alí, tras un mes de asedio, a levantar el cerco.En Levante le tocaba actuar al ejército almorávide. Aunque Alí continuó respetando las buenas relaciones establecidas, por su padre, con el rey hudí al-Mustain. Pero, al morir éste en la batalla de Valtierra (enero de 1110), le sucedió inmediatamente su hijo Abd al-Malik, Imad al-Dawla. A consecuencia de esta batalla, en la que tuvieron los musulmanes gran mortandad, los zaragozanos quedaron divididos: los partidarios de los almorávides, aumentando día a día, fueron la mayoría, y no tardaron en llamar en su auxilio al gobernador de Valencia Muhammad ibn al-Hayy, que entró en Zaragoza el 31 de mayo de 1110, obligando al último régulo de los reinos de taifas, Imad al-Dawla, a huir y a refugiarse en el castillo de Rueda, sobre el Jalón, donde murió en 1130. Así, el Imperio almorávide consiguió, en esta época, la máxima expansión territorial en la Península. Mientras tanto, siguieron las luchas entre los nuevos conquistadores, por un lado, y los aragoneses y catalanes, por otro, en toda la Marca Superior y en Levante, desde Tortosa y Lérida, al Este, hasta Tudela, al Oeste. La ofensiva de los almorávides continuó a través de incursiones, por tierras aragonesas y catalanas, hasta ocupar las Baleares (en 1157) que, más tarde, se convirtieron en un señorío almorávide de los Banu Ganiya.Los almorávides, que habían llegado a su máximo apogeo militar y político, de pronto empiezan a perderlo. En mayo de 1117, Alí, cruzó, por tercera vez, el Estrecho y desde Sevilla, capital de la región occidental, marchó con su ejército hacia Coimbra y la tuvo cercada veinte días, sin lograr tomarla. Mientras, en el Valle del Ebro, y tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I el Batallador en diciembre de 1118, el monarca aragonés no se detiene y culmina su avance y el desmantelamiento del ex reino hudí tomando, entre 1119 y 1124, las ciudades y fortalezas importantes de la Marca Superior, desde Tudela, Tarazona, Borja, Calatayud, Daroca y Cutanda hasta Alcañiz.La pacífica convivencia entre los almorávides y los andalusíes no podía subsistir; las relaciones entre ambos empiezan a deteriorarse. Los conquistadores africanos -como escribía Jacinto Bosch Vilá- comenzaban a ser vistos por la mayoría de la población como unos odiosos dominadores que, coartando su libertad con las prerrogativas concedidas a los alfaquíes, arruinaban al pueblo con nuevas exacciones que, en un principio, no existían, porque ellos mismos las habían condenado como ilícitas.